Sabías que...
Morbier,
la ceniza que
marcó un queso.
En tiempos remotos,
los campesinos de
Franche-Comté entregaban la leche de
sus vacas a la fábrica del pueblo para la
producción de un queso enorme de 40 Kg,
el Comté. Se necesitaban 450 litros de
leche para la elaboración del Comté,
y los agricultores se unían para poder
producirlos.
Muy a menudo, porque
la dureza del
clima frustró el desplazamiento de los
agricultores o porque por la noche obtenían
una leche adicional,
decidieron empezar a
elaborar también otro tipo de queso.
A última hora del día, ponían la leche que
les quedaba, que no llegaba para cerrar
un queso entero, en un molde. Para pasar
la noche y evitar que los insectos fueran
dentro, se le extendía una capa de carbón
recuperado en el caldero.